Hace unos seis meses, conseguí la planta. Alguien me la dio. Decía: "Siempre te sientes cansado, no te sientes bien contigo mismo, no haces nada y si haces algo estás muerto de cansancio a los cinco minutos. Pon esa planta en tu habitación, cuídala bien y verás que puede ayudarte. Es especial para ti".
Al principio, no notaba nada. Pero poco a poco sentí que me tranquilizaba. Al cabo de unos meses, pude volver a hacer algunas tareas domésticas. Antes solo me sentaba en el sofá o me acostaba en la cama. Empecé a dormir mejor. También empecé a estar más alegre. Volví a recibir visitas. Las cosas iban tan bien que decidí irme quince días de vacaciones. La vecina cuidaría de las plantas y de la casa.
Durante las vacaciones, las cosas fueron cada vez mejor. La segunda semana, le dije a mi marido: "¡Siento que estoy mejor!".
Me gustó volver a casa. Cuando llegué a casa, el vecino me estaba esperando y me preguntó si me lo había pasado bien.
Cuando terminé, dijo que también tenía algo desagradable que decir. La planta se había muerto y eso le parecía muy molesto. La regué. Pero ya no quería. Le dije que no me importaba, pero para mis adentros pensé: "Habrá sido porque yo soy mejor y la planta ha hecho su trabajo, se ha sacrificado. ¿Qué piensas TÚ?". A.E.L
